Probablemente sea la sensación de muchos. El mundo es muy grande, avanza a agigantados pasos, y el tiempo, siempre escasea, provocando que nadie observe.
Quizás, aún en el silencio, el latido secreto de un sentimiento se hace sonoro como un murmullo. Pero nadie lo escucha.
Tampoco es cuestión de gritar todo. Ya el mundo grita suficiente. Ya el mundo es lo bastantemente holgazán, como para que encima, se pretenda poner en bandeja sentimientos delicados, con el fin de que sean exhibidos como un canapé. Que los miren, que vean aproximadamente qué es lo que llevan, y luego los rechacen, alegando que el caviar sabe mejor.
No es tampoco así como funcionan las cosas.
El humano moderno, pretende mucho con poco esfuerzo. Y dentro de esa filosofía, caen los ‘otros’. Los otros personajes de esa comedia sarcástica que es nuestra vida.
Simplemente no ven al que precisa. Simplemente no ven al que anhela. Simplemente no se puede.
La ‘Metamorfosis’ una vez mas...
“Las cosas son así, aguántatelas, y vive... o simula hacerlo.”
¿Qué ojos se posarán sobre el alma lastimada? ¿Qué ser comprenderá el solitario universo que se crea a su alrededor?
Quien logra hallarlo, luego abusa.
Y luego el que siempre veía, deja de ver. El que podía llenar el vacío, se ausenta. Simplemente el cansancio de ser descartable, obliga a los seres a ser parte de esa masa inerte que se mueve con el tiempo, que no mira ni escucha murmullos.
Indignación.
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