Imágenes de mil palabras

25 de abril de 2008





























































De los padres, los hijos, y la tortura de unos y otros.

24 de abril de 2008

Los padres no deberían nunca tener hijos. Al menos no si piensan en ellos como elementos a través de los cuales proyectarse.

No entiendo el objeto mismo de tener un hijo. No comprendo qué le da a un humano. No lo entiendo, si entiendo que los hijos no deben ser títeres de sus padres, que no deben satisfacer las frustraciones de sus progenitores, que no deben no ser ellos mismos.

Sin embargo, la idea está generalizada, y como todos los valores ‘molares’ impuestos a una sociedad heterogénea, como si una masa uniforme se tratase, se encuentra que los hijos se los justifica como la ‘continuidad’ de los padres. Y sigo sin comprender.

¿Qué representa continuidad?, de seguro no es cosa tal que satisface una condición de contorno.

Continuidad de uno mismo, alegan por ahí algunas personas, continuidad de la especie, los más rigurosos. La segunda la entiendo, aunque no la comparto. Me agrada pensar que somos 99% no-animales.

La primera me resulta onírica. Tal continuidad no es cierta. Nadie seguirá de la misma e igual manera lo que uno no ha seguido por sus propios medios. Nadie más que uno puede continuar su existencia. Con el fin del individuo, fin de todo lo que lo determinaba como ‘tal’ individuo. Otro individuo, será justamente eso: otro. Ningún hijo será sus padres. Ningún hijo vivirá por sus padres cuando éstos mueran. Los padres muertos no toman posesión del cuerpo de su hijo – hasta el momento de la encarnación inerte (¿?) – y continúan su existencia en el joven ‘envase’, hasta que tengan de vuelta hijos, y perpetúen su existencia como ‘individuo único’ a través de los siglos.

No. Eso sí es continuidad de uno mismo, pero es ALTA fantasía, más alta que la religiosa, incluso.

Entonces sigo sin entender el sistema de la tenencia de hijos propios. Tal vez la adopción resulta un poco más noble, porque se la puede concebir como un acto de fraternidad resumida en la frase ‘ya que has venido a este mundo cagado en desgracia, al menos te puedo dar una mano para sobrevivir un poco’, pero sería casi una relación de compañerismo ante la desgracia existencial, más que la necesidad (como dice el, para mí, mito) de tener hijos. No creo que el humano tenga tal necesidad si no fuera una idea impuesta a través de los siglos, por las leyes religiosas, las leyes morales, las leyes sociales, y toda cosa que genere presión. Pero es sólo mi idea, claro. Y nunca podré generar un experimento para contrastar la teoría con la realidad.

Independientemente de eso, los mismos valores sociales que obligan al individuo a desear tener hijos (sin saber exactamente si lo quiere o es sólo por presión que accede a ese deseo) favorecen a la creación de un conjunto de frases e ideas de doble discurso que, si uno se descuida, hasta generan un subespacio.

Deseo que mis hijos sean felices, es lo único que quiero”. Frase más desagradable si las hay.

Padres que dicen eso, probablemente, en su actuar, muestren todo lo contrario.

Miles de personas bohemias y artísticas terminaron abogacía o medicina porque los padres decidieron que era su felicidad. Muchas personas de aire fresco y aventurero se casaron y tuvieron hijos y se condenaron a una existencia monótona porque sus padres decidieron que era su felicidad. Muchas de las personas que sufren en su soledad, por no ser lo que desean sus padres, demuestran que los padres ‘sólo’ buscan la felicidad de sus hijos. Y se equivocan tanto.

Tan diferente es la felicidad del otro y la proyección de felicidad propia en el otro.

Y no se dan cuenta. No es cuestión de perfección (nadie nace sabiendo ser padre, frase del subespacio que sirve para atajarse si los reproches llegan.) La idea no es saber, sino cuestionarse. No importa tener master en ‘cómo ser padre’, sino en tener criterio para comprender qué es ser individuo, no posesión propia, alias ‘hijo’.

Es cuestión de pensamiento. Pensar en un hijo no como una propiedad privada, sino como un individuo independiente es lo que marca la diferencia.

Es tan común escuchar a las madres decir ‘eres mío porque naciste de mi vientre’.... otra frase del subespacio, que es una mentira impune, que nadie anula, que nadie cuestiona.

Nadie es poseedor de nadie. Los individuos son independientes y libres, y no responden a voluntades que existieron antes que ellos (en este caso, los padres). Nadie es títere. Nadie debe comportarse como quien no es por presión u orden de terceros. ( Hablo de hijos adultos, no me refiero en lo más mínimo a los límites que sí deben imponerse a los perversos engendros endemoniados, alias ‘niños’)

Pero sin embargo, la gente aún cree en tales verdades apócrifas, e imponen leyes degradantes a otros individuos. Si no imponen leyes, actúan con disimulo y ejercen presión psicológica: “y es mi culpa que sea gay... no le enseñé lo suficiente”.

Y eso es un tema más amplio. Un subespacio dentro de otro subespacio. El subespacio de las frases hechas para los padres de hijos ‘anormales’ (específicamente gays)

yo le quiero como es, si es feliz” (variante de la primera frase expuesta). Al igual que la frase originaria, ésta es igual de detestable.

Es una frase corroída por lo políticamente correcto. Se ve como padres modernos aquellos que la pronuncian, se los ve como mártires soportando su tortura, y casi se los admira, mientras que cuando llegan a sus casas, sólo reniegan de sus hijos, siempre refregándoles en las disputas la ‘anormalidad’ que les aqueja.

Cuando ingresan al modo víctima, aseguran que fueron ellos mismos los culpables de que su hijo fuera ‘anormal’. Y ahí y una vez más el mismo concepto de antes: que los hijos son propiedad del padre y que como cosas que son, se las puede modificar a su antojo. Se las moldea a gusto del cliente.

¿Nadie piensa que son individuos independientes como las personas con las que viaja en el colectivo, camino a su trabajo?. ¿Nadie analiza que son personas que piensan y actúan a través de sus propias reflexiones? (o el intento de ellas, pues tanta presión por parte de sus padres ya ni seguridad les dan para reflexionar), ¿nadie entiende que los hijos son seres independientes de sus padres y que no deben satisfacer frustraciones de éstos?.

No. Al parecer es mínima la cantidad de gente que entiende algo de esto.

En parte es lógico. Como individuos que somos, tendemos a elegir para nosotros mismos un estilo de vida al que catalogamos de correcto. Cualquier cosa fuera de éste, ya no es correcto. Y allí es donde comienzan los problemas, cuando ingresa alguien a ese estilo, que no le cuadra para nada.

Pero aún y así, las diferencias deberían respetarse... Deberían.

Pero no.

Ya desde la más tierna infancia se enseña a pensar en qué ‘tipo’ de hijo van a tener cuando sean mayores. Ya se pregunta qué se le enseñará y qué no, y así, los padres de nuestros padres van formando repetidores de su estilo de vida.

Ni hablar cuando preguntan la detestable ‘¿y que preferirías tener? ¿Una niña o un niño?, ¡ah! Pero claro, sea lo que sea, lo vas a querer igual’....

Si ya el mensaje de quererlo es lo que verdaderamente se desea transmitir, ¿¡para qué necesidad la maldita pregunta inicial!?

‘¿y cuando te vas a casar?’, ‘te quiero ver como el médico que no fui’, ‘eres exitoso, a pesar de ser gay, y me enorgullezco’, ‘¿viste que querías seguir arte y te obligué a ser contadora?, vas a ver el dinero que vas a ganar, y me lo agradecerás’, ‘¿cuando te vas a casar y sentar cabeza?’, ‘un hijo mío no puede estudiar una carrera de niñas’, ‘me enorgullece ver que eres lo que yo no pude ser’,‘¿para cuando los nietos?’,‘o estudias esto, o la carrera la soportas económicamente tú solo’ ...

y un largo etcétera.

¿Cuál es la probabilidad de que a un hijo le guste ‘de forma no impuesta’ lo que el padre/la madre quiere?...

No lo sé. No hay posible muestra para ser estudiada, porque la vida social y cultural que llevamos nos impide distinguir a ciencia cierta qué tanto somos por nosotros mismos o qué tanto somos por los otros.

Pero sin ramificarme más, simplemente sigo cuestionándome cuál es el sentido de esa necesidad de tener hijos, que catalogan de ‘natural’.

¿Hasta qué punto el tener hijos es sólo una inconsciente obligación social/cultural que arrastramos desde hace siglos?.

No le encuentro justificación en la necesidad animal, porque creo que somos poco animales (me ahorro chistes baratos).

No le encuentro justificación en la necesidad de continuidad, porque eso me parece una justificación pobre. Continuar en ‘la sangre’ (¿?) del otro es como continuar en los gusanos que posteriormente te comerán. Claro, sólo que los gusanos no hablarán de ti, pero tampoco uno tiene seguridad de que los hijos hablen de uno, y menos los nietos.

No le encuentro justificación en la necesidad de concretar el amor entre dos personas, porque si para concretarlo necesitaban un hijo, implica para mí que había mucho qué desear, pues tienen que generar un conflicto adicional que tensará en más de una vez la relación, para tornarla más interesante y así, sentirse más completos. Además, considero que este argumento es básicamente el ‘caballito de batalla’ a la hora de ejercer presión social, y mantener el esquema repetitivo en todas partes. Es una justificación propia de la religión, para que el maligno‘pecado’ sea permitido y se lo eleve a ‘acto de amor’.

(y me salto la asquerosa justificación de que se tienen hijos para que las mujeres se sientan completas.... no hay cosa más sexista que esa, porque aclaro, Las Mujeres, incluye a todas, y no todas son entes que piensan y actúan igual)

Y finalmente no faltará quien cuestione ‘¿y si nadie tiene hijos, qué será de la humanidad?’

Y sí. Sospecho que la existencia carece de sentido alguno, que a menos que uno se lo de a su propia vida, no existe un plan divino o un fin supremo a seguir. Así que supongo que la humanidad misma, analizándola como un ente homogéneo (cosa que me disgusta, pero es inevitable al ver que las masas pueden contra las minorías), y viendo su comportamiento a gran escala, tiene como único fin su auto-destrucción. El no tener hijos hasta podría llegar a concebirse como la noble aceptación de su objetivo final.

No lo sé. Que los humanos se extinguieran sería triste... al menos para mí, y a pesar de todo.

Pero soy un individuo. Soy la minoría.