La madre (silenciada) de la Patria Argentina

20 de junio de 2009

María Remedios Del Valle: "La Capitana"
Por Diego Rojas

En 1827, Buenos Aires era una comarca de grandes dimensiones. Según el viajero francés Arsène Isabelle, la habitaban alrededor de noventa mil personas, de las cuales treinta mil eran extranjeros. “Todo anuncia aquí una ciudad comercial, una metrópoli digna de mejor suerte”, aventuraba en un escrito. No se equivocaría. Sin embargo, en esa época Buenos Aires era aún un pueblo que se ahogaba en barro, una ciudad en la que el futuro se construía de promesas. En las inmediaciones de la plaza de la Recova, la iglesia de Santo Domingo, la de San Ignacio o la de San Francisco, un personaje estrafalario vendía empanadas y mendigaba monedas a los transeúntes. Era una mujer negra y vieja que tenía cicatrices en su cuerpo: todos los días llegaba hasta el centro, ya que vivía en un rancho en las afueras donde empezaba la pampa inabarcable. Se hacía llamar “La Capitana”.
Aseguraba que las marcas que portaba eran registros de la guerra por la patria, “de cuando de verdad se peleaba por la patria”, repetía mientras estiraba el brazo para tomar las limosnas que le entregaban los vecinos piadosos de la ciudad, que la consideraban una loca. Otra loca más. El mes de agosto siempre fue de un frío muy intenso, aun en 1827. El general Juan José Viamonte, héroe de la independencia, caminaba por la plaza de la Recova, la actual plaza de Mayo, cuando “La Capitana” extendió su mano. Viamonte se detuvo sorprendido: la cara de esa mujer negra, canosa y vieja le resultaba familiar. Le preguntó su nombre. “María Remedios del Valle”, respondió la anciana. Viamonte hizo un silencio. Luego gritó: “¡Pero si es la madre de la Patria!”.

La historiografía argentina siempre se vio envuelta en contiendas entre corrientes que postularon diversas lecturas sobre los hechos que construyeron a la nación. Mitristas, revisionistas, marxistas: cada tendencia versionó una Argentina para sostener el proyecto político que defiende en la actualidad. Desde la discusión sobre la figura de Rosas hasta el origen real de los colores de la insignia patria, todo ha sido sometido a discusión. Incluso, muchas veces se debatió sobre a quién le correspondía el título de “Padre de la patria”, si a Belgrano o a José de San Martín. Sin embargo, ninguna corriente se detuvo a analizar qué mujer podía detentar el rol de “Madre de la Patria”. Qué figura femenina podía ostentar las virtudes del valor, la abnegación, el patriotismo y haber formado parte de un proyecto político de liberación en los tempranos años de la Argentina.

¿La historia fue escrita bajo el signo de una cultura machista? ¿El país fue solamente construido por los hombres? “Existe toda una construcción social y cultural propia de la cultura occidental y cristiana donde la mujer siempre ocupa un papel relegado y subalterno al hombre. Nuestro país y nuestro continente no son ajenos a esta concepción”, asegura la historiadora Julieta Chinchilla. Sin embargo, María Remedios del Valle reúne los antecedentes necesarios para ser honrada con ese título. Como tantos otros héroes nacionales, posee una característica que los iguala: es una olvidada. Fue eliminada de la memoria historiográfica y del registro del imaginario popular. Además, era negra y pobre. Rasgos que ciertos arquitectos del relato de la patria quisieran extraviar.

Las primeras noticias sobre la carrera de guerra de María Remedios del Valle se remontan a su participación en el Cuerpo de Andaluces que defendió la ciudad en las Invasiones Inglesas. “Durante la campaña de Barracas, asistió y guardó las mochilas para aligerar su marcha a los Corrales de Miserere”, escribió el comandante de ese cuerpo de combate. El 6 de julio de 1810 se incorporó al Ejército Auxiliar para las provincias del Norte, en compañía de su marido y dos hijos: sólo ella regresó viva de las campañas militares de la gesta independentista. Se había embarcado en la conocida Campaña al Alto Perú en la que el abogado y patriota Manuel Belgrano comandaría batallas feroces contra el enemigo colonialista.

Fue parte del ejército compuesto por 1500 hombres, cuyas dos terceras partes formaban parte de la caballería –de los cuales sólo 600 poseían armas de fuego– y que contaba con apenas diez piezas de artillería. Esta escasez de fuerzas no le impidió protagonizar hechos gloriosos de nuestra historia, como el decisivo Éxodo Jujeño, que determinó el fin del avance de las tropas enemigas, y las victorias en las batallas de Tucumán y Salta. Durante las vísperas de la Batalla de Tucumán, Del Valle se presentó ante Belgrano para solicitarle que le permitiera atender a los heridos de las primeras líneas de combate. Belgrano, siempre reacio a la participación femenina en sus tropas, le negó el permiso. Pero esa mujer era empecinada. Durante la contienda, se filtró entre las líneas de retaguardia y llegó al centro de la conflagración, donde asistió y alentó a los soldados a batir al enemigo. La soldadesca, que era consciente del rol histórico que cumplía en esa lucha denodada contra los realistas, comenzó a llamarla la “Madre de la Patria”. Belgrano no pudo más que rendirse ante la evidencia de su valor y la nombró Capitana de su ejército. Comenzaba la breve leyenda que protagonizó María Remedios del Valle, eliminada de la memoria argentina hasta la escritura de estas líneas.

Cantaba John Lennon que la mujer es el negro del mundo. ¿Por qué sorprenderse del silencio que rodea a la historia de Del Valle si no sólo pertenecía al género femenino, sino que además tenía la piel oscura? La sociedad argentina, y los discursos que la construyeron, fueron pródigos en exclusiones. Las mujeres criaron a los hijos varones que hicieron la Historia, los negros no existieron. Sin embargo, desde Juana Azurduy comandando las tropas antirrealistas hasta la audacia de Mariquita Sánchez de Thompson en los días de preparación de la revolución de Mayo, pasando por una Machaca Güemes convertida en santo y seña del troperío salteño, las mujeres tuvieron un papel relevante en la historia de la independencia, sólo limitado por la coyuntura de la época, que la relegaba al lugar del solaz del varón guerrero.

Y no se debería olvidar que la población negra de Buenos Aires censada en 1810 arrojó la cifra de 9.615 personas de origen afro que convivían con 22.793 blancos, es decir más del 20 por ciento. Los negros argentinos fueron una parte sustancial e imprescindible de la lucha independentista, al punto que llegaron a cubrir el 65 por ciento de los puestos de batalla en las tropas comandadas por Belgrano y San Martín. En 1848 Domingo Faustino Sarmiento, el gran estadista y escritor, escribió en su diario de viaje a los Estados Unidos: “La esclavitud de los Estados Unidos es hoy una cuestión sin solución posible; son 4 millones de negros, y dentro de 20 años serán 8. Rescatarlos, ¿quién paga los 1.000 millones de pesos que valen? Libertos, ¿qué se hace con esa clase negra odiada por la raza blanca?”. Durante su presidencia, inaugurada en 1868, sobrevendrían la fiebre amarilla y la Guerra de la Triple Alianza, acontecimientos a los que se le atribuye el exterminio de los negros en el país. En 1887, el censo oficial computó sólo un 1,8 por ciento de negros sobre el total de la población.

Más tarde, el Estado se encargaría de silenciar su historia y los aportes que realizaron a la construcción de la nación. El espíritu europeísta de las clases dirigentes necesitaba una historiografía que contemplara un destino blanco y cristiano. A tal punto llegaron que los primeros retratos del general San Martín, en los que se notan sus rasgos amerindios, fueron españolizados mientras se lo elevaba a la categoría de héroe nacional. Aunque al sentido común argentino le guste señalar que descendemos de los barcos transoceánicos, un estudio realizado por Daniel Corach, que dirige el Servicio de Huellas Digitales Genéticas de la UBA, demostró que un 56 por ciento de la población tiene marcadores genéticos amerindios. O lo que es lo mismo: la mayoría de los habitantes del país tiene en su árbol genealógico algún poblador originario. Si ese dato es ignorado, ¿cómo extrañarse, entonces, por el olvido al que fue relegada la vida de María Remedios del Valle, una prócer que era mujer, negra, pobre y vieja?

El 14 de noviembre de 1813 las tropas del general Belgrano se enfrentaron a los realistas en Ayohuma, comandadas por el general español Joaquín de Pezuela. Los colonialistas venían de un triunfo en Vilcapugio, donde atacaron por sorpresa, y en la localidad salteña eligieron la misma táctica. Y tuvieron éxito. Después de una jornada de briosos enfrentamientos, sobre el campo de batalla yacían doscientos cadáveres de las tropas patriotas. Hubo otros doscientos heridos. Los españoles apresaron a quinientos soldados, entre los que se encontraba la capitana María de los Remedios del Valle, que había luchado a la par de sus compañeros de regimiento y que había sido herida de bala.

Las tropas dirigidas por Belgrano habían combatido más con prepotencia de victoria que con recursos para alcanzarla: habían protagonizado numerosos actos de valor para expulsar a una armada colonialista que los doblaba en combatientes y piezas de artillería. Pero fueron derrotados. Los realistas se encarnizaron con Del Valle: fue sometida a nueve días de azotes públicos. Una medida ejemplificadora: la saña sólo se explica como una decisión de sus captores para que su actitud no cundiera: a las mujeres les estaba vedado el arte de la guerra; a las negras, el espíritu de la heroicidad. Pudo escapar y regresó a las escuadras belgranenses.

Continuó empañando las armas y ayudando a los heridos en los hospitales de campaña. Nunca perdió el mote de “Madre de la Patria” entre la soldadesca y seguía con la fiebre de los fanáticos los derroteros de la bandera celeste y blanca. Cuenta Enrique Loudet, profesor de Historia, que cuando el pabellón patrio fue jurado en Jujuy, se la vio arrodillada junto a Martín de Güemes, el patriota salteño, y a Juan Antonio Álvarez de Arenales, uno de los hombres destacados de Belgrano. El hombre que la había designado capitana había decidido entregarle el mando de las tropas al general San Martín. Belgrano regresó a Buenos Aires, donde, en un primer momento, se ordenó su arresto debido a las derrotas militares sufridas. Fue absuelto de las acusaciones y liberado.

El 20 de junio de 1820 murió en Buenos Aires: había empeñado un reloj para pagarle al médico que lo atendía, tal era su grado de pobreza. Sólo un diario, El Despertador Teofilantrópico, consignó la noticia de su fallecimiento. A nadie más le importó. Del Valle lo recordaría siempre y, relegada por las autoridades porteñas al olvido, se lamentaría de la pobreza en que había muerto su general. Mientras tanto, ella vivía una miseria aún peor.

“¡Pero si es la madre de la Patria!”, exclamó el general Viamonte cuando reconoció, debajo de los harapos y las canas, a María Remedios del Valle. “Es ‘La Capitana’, la que nos acompañó al Alto Perú, es una heroína”, explicó a sus acompañantes. Conmovido, decidió ampararla y, diputado en la Junta de Representantes de la Provincia de Buenos Aires, el 11 de octubre de 1827 presentó un proyecto para resarcir el injusto abandono en que se encontraba y otorgarle una pensión que reconociera los servicios prestados a la patria. Veintitrés accedió a las actas de la sesión del 18 de julio de 1828, cuando por fin se debatió el tema.

El diputado Gamboa solicitó documentos que acreditaran el merecimiento de la pensión. Viamonte tomó la palabra: “Esta mujer es realmente una benemérita. Ella ha seguido al Ejército de la patria desde el año ‘10. Es conocida desde el primer general hasta el último oficial en todo el Ejército. Es bien digna de ser atendida: presenta su cuerpo lleno de heridas de balas y lleno, además, de cicatrices de azotes recibidos de los españoles. No se la debe dejar pedir limosna (...) Después de haber dicho esto, creo que no habrá necesidad de más documentos”. El diputado Aguirre objetó que Del Valle había rendido servicios a la Nación y que ellos eran los representantes de la provincia y el diputado Alcorta señaló que hacía falta más documentación. El debate se volvió ríspido: varios legisladores negaban la posibilidad de una pensión como las que recibían otros soldados de su categoría.

Tomó la palabra Tomás de Anchorena: “Efectivamente, esta es una mujer singular. Yo me hallaba de secretario del general Belgrano cuando esta mujer estaba en el Ejército. No había acción en que ella pudiera tomar parte que no la tomase y en unos términos en los que podía competir con el soldado más valiente. Admiraba al general, a los oficiales y a todos cuantos acompañaban al Ejército. Belgrano era un general muy riguroso: no permitía que siguiese mujer al Ejército y ésta era la única que tenía la facultad para seguirlo. Yo oí al mismo Belgrano ponderar la oficiosidad y esmero de esta mujer. Ella debe ser el objeto de la admiración de cada ciudadano y, donde quiera que vaya, debe ser recibida en brazos y auxiliada con preferencia a un general”. Luego de un arduo debate se decidió otorgarle la pensión y no sólo eso: a pedido del diputado Lagos, se votó crear una comisión que “componga una biografía de esta mujer y se mande a imprimir y publicar en los periódicos, que se haga un monumento y que la comisión presente el diseño de él y el presupuesto”. La sesión se cerró entre aplausos de emoción. Fue incorporada a la plana del Ejército por el gobernador Juan Manuel de Rosas y la mujer decidió cambiar su nombre por el de Remedios Rosas. Sin embargo, la Madre de la Patria murió en la miseria, sin dejar de mendigar monedas o alimentos en las calles céntricas de aquel Buenos Aires decimonónico.

La Historia argentina está llena de estos ejemplos de desmemoria: somos un país experto en el ocultamiento. El Estado y su burocracia vencieron y María Remedios del Valle murió sin cobrar un solo peso, sin monumento que la homenajee y sin un texto que cuente su vida. Tal vez, hasta este momento, en que estas líneas –que se escriben en vísperas del Día de la Madre– intentan rescatarla del olvido.

Investigación: Jorge Repiso

Este texto no es de mi propiedad, está copiado íntegramente de Aquí.

La nota completa de esta pequeña biografía Aquí.


Argentina racista....

18 de junio de 2009

"Si tu piel es negra, entonces no eres de Argentina": Un pensamiento demasiado instalado en la mentalidad colectiva de la Argentina, donde se olvidó y borró a su comunidad negra (no únicamente, recordemos a los aborígenes también, que fueron masacrados por aquellos supuestos "próceres" que hoy tienen bustos, himno y se les toma de ejemplos: Sarmiento, Roca, San Martín, etc)
Hace unos años la activista por la visibilidad de la comunidad negra en Argentina María Magdalena Delamadrid, sufrió verdadera discriminación en el Aeropuerto Internacional de Buenos Aires: Ezeiza. Le habían retenido en el aeropuerto por portar un pasaporte argentino con su foto: el rostro de una mujer negra. El aeropuerto se escandalizó y sin más pruebas que ese pasaporte y la piel de la mujer la detuvieron, sospechando falsificación de documentos. Indignante.
Noticia aquí.
María Magdalena Delamadrid es la tataranieta de un esclavo liberado que trabajaba con el general Lamadrid y se enamoró de Pepa, una esclava que compró para darle la libertad y después casarse. La mayoría de los descendientes de él nacieron después de 1813 cuando en el país se dio libertad a los hijos de los esclavos.
Esta mujer ha vivido, como toda la comunidad negra, en la completa invisibilidad para la poblacion Argentina.
En busca de exigir y buscar otras personas de la comunidad, desarrolló la fundación "Àfrica Vive", organización no gubernamental que busca investigar y recopilar información sobre la comunidad descendiente de personas negras que vive en la Argentina.
Emprendió un asombroso proyecto que intentó censar la comunidad descendiente de negros y negras en la Argentina, con unas fuertísimas dificultades:
1- muchaos personas desconocían sus orígenes,
2- otras simplemente los negaban. Con las generaciones y la mezcla con blancos y blancas ha hecho que muchos de los y las descendientes de personas negras terminaran por perder el color de la piel, y por más que sabían que tenían una abuela o un tatarabuelo negro, lo negaban ante el censo.(notar que socialmente es más "deseado" ser descendiente de europexs que de negrxs)
3- Para dicho censo, nunca han recibido apoyo del estado. La "mención" de la comunidad negra por parte de un "representante del pueblo" puede ser ejemplificada con una frase de un ex presidente de la Argentina: Carlos Menem que había dicho alguna vez "en Argentina no existen los negros; ese problema lo tiene Brasil". (Notar la palabra "problema")
Con respecto al punto 3, Lamadrid le pidió al estado que al menos en los censos de población realizados cada década se incorporasen preguntas de ascendencia de etnias. El Estado se negó y explica:

'Estamos haciendo el censo por nuestra cuenta, primero nos querían ayudar con 1000 pesos, hoy nos ofrecieron 5000, o sea, me están tapando la boca para que no le haga un juicio al INDEC. Porque mi idea, no es esperar 10 años, sino hacerlo en cinco y poner la tilde y después le voy a cobrar al INDEC. Ellos no quieren hacerlo, no les interesa poner la tilde. No es que lo pida yo porque se me antoja a mí, lo pidieron los indígenas y les dijeron que no. Acá si no gritas, no hay derecho para nada'
María Magdalena Delamadrid
Lamentablemente este proyecto no logró concretarse, y posteriormente, La Universidad de Buenos Aires, con fondos del Conicet, y de la Secretaría de ciencia y Técnica, junto con investigadores de la Universidad Tres de Febrero con fondos del Banco mundial, lograron realizar este censo, que estimó que el 5% de la población argentina desciende de negros y negras, mientras que un 20% de la población argentina sospecha ser descendiente, pero no está por completo seguro. Algo aún más sorprendente es el análisis genético hecho a la población argentina al azar en algunos hospitales, que demuestran que alrededor del 10% de los habitantes del conurbano bonaerense (es decir, cerca de la capital federal de Buenos Aires) tienen marcadores genéticos que confirman su ascendencia africana.
Y sin embargo, a pesar de ello, a pesar de 2 millones de personas entre afrodescendientes y afroargentinas son invisibilizadas ante el pensamiento de "en Argentina no hay gente negra".
2 .000.000.
Hay que releerlo supongo: Dos millones de personas.
Esto es lo que muchos dicen "minoría, no importa". Invitaría a releerlo: Dos millones.

Pero otra cuestión tremenda, perversa y horripilante que le ocurre a la comunidad negra es, o mejor dicho, fue su proceso de invisibilización. Durante la época del Virreinato, hemos estudiando en nuestras escuelas, que la comunidad negra era usada como esclavxs. Muchas personas de esta comunidad eran traídas desde África ilegalmente, o comercializados entre otras potencias (como Portugal, Francia, España, Inglaterra) para usarlos como elementos de trabajo. Muchos de ellos eran enviados a minas, en el norte del país, porque los aborígenes esclavizados morían "demasiado rápido" en el trabajo de la minería, y los colonialistas de esa época preferían a la etnia negra, en lugar de la local, por su resistencia a trabajos muy duros.
Cuando se produce la "Revolución de Mayo", y de abole la esclavitud tres años después, tenemos que ya los hijos de estas personas pueden ser libres, no así los que ya eran esclavos. Muchas parejas se compraban mutuamente para tener la libertad, o si su pobreza era demasiada, el hombre compraba a la mujer para darle su libertad y que pudiera estar con sus hijos. Historias desgarradoras si las comienzas a investigar.
El hombre negro participó en todas las acciones bélicas de la Argentina: llegó a ellas ya sea compulsivamente por la “Ley de rescate”, ya sea por la promesa de la libertad si prestaba cinco años de servicio militar. Su incorporación fue paulatina, pero siempre ocupando los puestos más peligrosos en el campo de batalla, desempeñando las tareas más desagradables en el mantenimiento y sufriendo a menudo la humillación y el escarnio por su condición de esclavizado.
La muerte masiva de africanos y afro-americanos reclutados para el Ejército de Los Andes fue un hecho reiterado durante la campaña de Chile, Perú y Ecuador, entre 1816 y 1823: de los 2500 soldados negros que iniciaron el cruce de Los Andes fueron repatriados con vida 143.
Los sobrevivientes de la Guerra de la Independencia –y otras tantas– no fueron dejados libres a pesar de la promesa de libertad si cumplían cuatro años de servicio militar. Los sobrevivientes de guerras internas casi inmediatamente integraron filas en la guerra contra Brasil (1825 a 1828). Los sobrevivientes fueron absorbidos por las guerras civiles entre unitarios y federales. El Brigadier General y Gobernador de Buenos Aires, Don Juan Manuel de Rosas los convocó para formar el Batallón Provincial y el Batallón Restaurador.
Años después, las batallas de Caseros, Cepeda y Pavón los tuvieron enfrentados en uno y otro bando. Con el fin de la Guerra de la Triple Alianza, contra Paraguay (1865-1870), pareció concluir el calvario del hombre negro en las Fuerzas Armadas. Años después, con la Nación ya pacificada, era una situación común encontrar en las calles de Buenos Aires o de otras ciudades del país a los negros viejos, antiguos combatientes, pidiendo limosna para sobrevivir. Muchos de ellos presentaban miembros mutilados, cicatrices o graves impedimentos locomotrices.
La libertad de las personas de la comunidad negra en 1913 es considerado por algunxs historiadorxs como un recurso legal para "deshacerse" de los esclavos débiles, enfermos o lisiados que constituían una carga económica para sus amos
, y es así como los archivos del Cabildo confirman que esto fue tan frecuente que se hizo necesario prohibir el abandono de los esclavos heridos en las calles de la ciudad.
Pero esto, aún así, no es lo más espantoso. Con la "libertad" obtenida a posteriori de 1913, se los comenzó a invisibilizar en un proceso de borrado en las estadísticas, en la historia y en la cultura.
Esto fue producto del fomento del eurocentrismo tan brutal que padecían las elites dominantes dela época (y lo siguen padeciendo actualmente):
Tenemos libros de historia diciendo que la comunidad negra de la que "hoy carecemos por completo" a pesar de tener una historia donde uno de cada tres blancos era un negro - casi siempre esclavo - se "extinguió" por dos causas:
- la fiebre amarilla que muchas veces azotó a los países de sudamérica en el siglo XIX.
- La guerra con el Paraguay (en donde se envió a muchos hombres de la comunidad negra)
Entonces tenemos que, mágicamente, los hombres negros desaparecieron por una guerra, y por una enfermedad que no extinguió a los europeos,extinguió a las negras viudas y sus hijxs.
La Verdad aquí es que históricamente se relegó a los hombres y mujeres negras libres, a la más absoluta pobreza.
Lamadrid habla al respecto:
'Si sos negro, no podés tener un buen trabajo, un buen estudio, una buena casa, eso no, no porque es para los blancos, está comprobado de que no son todos blancos. Los negros están pero están donde hay pobreza. Acá el negro no pudo estudiar, y si han podido estudiar y si han podido blanquearse son blancos. Te digo porque han llamado acá (a la asociación) diciendo: 'Soy blanca, me tiño el pelo como para parecer más blanca todavía porque es la única forma de encontrar un trabajo'. Si hay un trabajo para dar, no se lo van a dar al negrito, se lo van a dar al blanco. La buena presencia la tiene el blanco, nunca la va a tener un negro por más que se vista bien'
La comunidad negra no diminuyó por arte de magia, por enfermedades, por guerras. La hicieron desaparecer de una forma brutal. La callaron, la empobrecieron, la limitaron, y así, lograron invisibilizarla por completo.
Es impresionante cómo el discurso de los próceres argentinos, lleno de racismo y xenofobia hacia aborígenes como a negros, busca borrar continuamente la idea de la presencia negra en la población:
Domingo Faustino Sarmiento (el que se considera el "Padre de la cutura y la educación en Argentina"), a principios de 1900, afirmaba que en "los diez siguientes años no habrá afroargentinos y que aquel argentino que quiera ver un negro tendrá que ir a Brasil".
En otras de sus frases Sarmiento dice: "Llego feliz a esta Cámara de Diputados de Buenos Aires, donde no hay gauchos, ni negros, ni pobres. Somos la gente decente, es decir patriota".
El 6 de julio de 1976, el diario La Opinión de Bs. As. publicaba una nota titulada "Los negros han desaparecido del ámbito de Buenos Aires" firmada por el escritor y periodista, Blas Matamoro.
Juan Carlos Onganía (presidente de facto de la Argentina) en 1966 llevó a cabo la clausura del Shimmy club, uno de los espacios culturales más importantes de los afro-argentinos y los militares trasladaban a Ciudad Evita (lugar con altos índices de pobreza) a la comunidad africana que habitaba la Ciudad de Buenos Aires.
Posteriormente, la elite residual de los golpes de estados, mantenía ese mito, como muestra por ejemplo los comentarios de José Ingenieros, uno de los sociólogos más importantes de Argentina que en 1883 decía que en Buenos Aires no había negros por la calle, y que ver un negro era objeto de curiosidad.

Es racista al extremo tener que estudiar en las escuelas primarias y secundarias textos que dicen que somos descendientes de europeos, cuando en ese mismo curso HAY gente descendiente de aborígenes, y puede haber descendientes de negrxs que perdieron la pigmentación por las sucesivas mezclas o bien puede haber niños y niñas afroargentinos. Es seguir implementando la invisibilidad, ypor sobre todo, olvidarse de que no sólo los blancos "vivieron" la historia.
En los colegios, base de la cultura general de un individuo, no se aprende ni sobre sexismo, ni cuestiones de género, ni sobre racismo, si sobre diversidad sexual, ni sobre inclusión. No se aprende nada realmente útil y a conciencia, se repiten frases sin sentido como "discriminar está mal" pero luego utilizan la palabra "negro" de forma despectiva hacia personas aborígenes o de escasos recursos. NO se aprende nada.
Y como esto no les afecta a los descendientes de europeos, de clase media acomodada, de traseros calentitos en sus asientos privilegiados, no les importa aprender, y no les importa respetar, porque el universo todo está de su lado, y cualquier crítica a su visión generará de inmediato una contestación única y tajante: "eres un/una exageradx"
Ésta es la Argentina que existe.
Y no vengan a decir "no todxs somos así" porque lo que pesa en poder es la masa dominante y privilegiada, no una minoría conciente y que se queja de que la metan en una saco grande cuando ser conciente de estas cosas, como dice mi amiga Noir, no es un hecho para que te den "galletitas de premio". Si eres conciente de la situación real de las minorías, no pides que, en tu lugar privilegiado, te aplaudan por serlo. Es algo que TODOS y TODAS deberíamos ser, sin que el serlo fuera la excepción, fuera lo "raro".
Cuanto más poder, más responsabilidad. Y eso, es algo que toda persona privilegiada, blanca, heterosexual, de clase media o alta DEBE - si, es una cuestión de deber moral, no de un condicional 'debería', como si no fuera su responsabilidad del todo - ser completamente conciente y exigir, en pos de ser coherente con su supuesta "conciencia" , el poder para las minorías, el no invisibilizarla, el pelear con ellas por sus derechos, y por consiguiente, ceder su propio poder de persona acomodada, en pos de esas minorías luchadoras.
Argentina ES racista, ES machista, y ES intolerante con la diversidad sexual.
Decir lo contrario, es no vivir la realidad.


Links para ampliar información o de donde se extrajo fragmentos:
Racismo en argentina
Afroargentinxs en búsqueda de sus orígenes
Pasado y presente de lxs Negrxs en Buenos Aires
Entrevista a María M. Lamadrid
Genocidio Negro en la Argentina
Estudios afroamericanos y africanos en América Latina : herencia, presencia y visiones del otro
Comunidad negra africana en la historia Argentina
¿Hay negros en Argentina?
Alto consejo de las comunidades negras en España
Afroamericanas - Blog de Cultura, ensayos y visiones de la comunidad afrodescendientes en América


Detalle al margen:
Fragmento del Blog: Afroamericanas: Para verl a entrada completa, click Aquí
"Como festejo del día de la madre, la revista Veintitrés rescató del olvido histórico a María Remedios del Valle, una mujer negra que combatió en el ejército de Manuel Belgrano -quien le otorgó el grado de Capitana del Ejército.
La tapa es concientemente provocativa. La osadía de publicar, en nuestro país, a una mujer negra como "La Madre de la Patria" no cambia la situación de injusticia que viven los afrodescendientes, pero con cada gesto de extrañeza y neurona(s) que se mueva(n) en la cabeza de quienes la vean en los kioscos algo se habrá ganado.
Además, quienes conocemos la larga militancia de Miriam Gomes por la causa afroargentina creemos que, efectivamente, es el mejor modelo para encarnar a su valiente antecesora."
Para seguir leyendo, o leer la revista, aquí

International Blog Against Racism Week

3 Oscuridades  

http://community.livejournal.com/ibarw/
This year's IBARW will take place between July 27 through August 2.
IBARW = International Blog Against Racism Week.
The completely optional theme is global. I'd particularly love entries on race and racism from a global perspective, on post-colonialism, on the aftereffects of imperialism, on grassroots movements coming out of the Global South, and etc.
Entries in non-English languages are especially appreciated!

Intento de Traducción :
Este año la SIDBCR tendrá lugar desde el 27 de Julio Hasta el 2 de Agosto
SIDBCR= Semana Internacional del Blog contra el Racismo
El tema opcional es gobal. Particularmente adoraría entradas de racismo desde perspectivas globales, o posteriores al colonialismo, o efectos adversos del imperialismo, etc
Entradas en idiomas que no sean el inglés serán especialmente apreciadas.