Un día como cualquiera...

14 de mayo de 2008

2 Oscuridades  

Un día como cualquiera.

Siempre la misma miseria.

Todos los días un viaje entre la existencia, de aquellos que no desearon la venida. Todos los días ver el pasar de la vida, en cada uno de los ojos que te miran. Todos los días el mismo tren, con algunas mismas personas, con algunos mismos vagones, con algunas mismas miserias.

Desde un andén hasta el otro, se ven las familias de indocumentados paraguayos y peruanos viviendo a orillas de las vías, donde las fábricas abandonadas no les reclaman el apoyar sus chapas sobre las viejas paredes. De un andén a otro, historias instantáneas se detienen en mi mente, pero duran brevemente.

Y hoy, no fue la excepción.

Una mañana como cualquiera, tomando el tren como cualquiera.

Bajando de él, con la mochila abierta, miré fijo a una joven morena que hurgó en propiedad ajena, y con la misma pedantería que los colonizadores contemplaron a los indígenas, me sonrió buscando su máscara de inocencia, de la cual sólo restaban miserias.

Y el día transcurrió como cualquiera. Estudiando como cualquiera.

De regreso al hogar, en el mismo tren de la existencia, una anciana vendiendo linternas, caminaba con dificultad. Su corazón enfermo no le permitía trabajar, pero su jubilación no le alcanzaba para pagar con su hija – madre soltera- lo que el día a día les imponía. Cansada, se sentó al quedar un asiento libre, y colocó su pequeña carga a un costado. Un niño de ocho años, no más, corrió, sentándose al lado de aquella carga, y ante la mas mínima distracción, hurtó de ese equipaje lo poco que la anciana tenía.

La señora le gritó, e indignada, lo mandó a otro vagón.

Entonces, sola, haciéndose eco en el silencio, alzó su voz con irritación. Hablaba para sí sobre el valor del trabajo y la dignidad, de aquello que ya no se enseña más, de aquello que carecen los niños de la calle, y que de adultos, con jactancia, reconocen sin pestañear.

Tras su breve discurso se levantó, y continuó vendiendo sus linternas, con ese cansino paso, con esos huesos viejos, con esa pesada carga.

Al poco rato, los hijos del Señor aparecieron en el vagón. Hablaron de aceptar a Aquél que su vida dio, y que en un pedazo de papel la oración de la salvación escribió.

- ¿Aceptas al Señor y su Gracia? – me preguntó.

- No, gracias.

Así me condené al día del juicio final, al día que vendrá. Caeré al mar de lava al cual aquellos hijos del Señor me condenaron, sólo porque no acepté su palabra.

Me he condenado al día que vendrá.

El día que ya vino, sin lugar a dudas, para muchos, y que los hijos del Señor aún creen por venir.

Un día como cualquiera.

Un día como hoy.

Un día donde mi propia existencia me aqueja.

Un día donde duele existir.

Contrastes que se van difuminando con el tiempo.

Un día como cualquiera...

Vida, muerte, estupidez y doble moralina puritana

11 de mayo de 2008

La violación es un hecho aberrante. De calibre similar a un asesinato (psicológico), cuyo victimario no tiene nunca el castigo que merece. Y para peor de los males, con pequeños ‘arreglos’con la justicia o el sistema penitenciario vuelve a estar en libertad para continuar arruinando la vida de otras tantas personas. El estado y las instituciones mantienen ese círculo perverso con este enfermo, arrastrando con este acto negligente más personas inocentes.

Y lo peor del caso, es que si la víctima ha quedado embarazada, mucha gente tiene el descaro de criticarle si decide hacer un aborto. Nadie siquiera debería sugerir nada. Pero sin embargo... Hay conservadores y estúpidos moralistas que siempre quieren imponer su verdad – casi siempre fundada en conceptos religiosos – como la única y ‘correcta’.

Recordando a esas personas, encontré en mi mar de recuerdos una situación que me hizo reflexionar.

Aquél día de un lejano mes, de un lejano año que ya ni sospecho cuál, estaba saliendo del andén cuando, en las cercanías de la parada de buses, con una mesita con pancartas y carteles raros, un grupo de señoras me pidieron que firmara unas planillas para apoyar la ‘no legalización del aborto’. Yo simplemente me limité a aceptar el folleto que me entregaban, y les dije que me parecía perfecto que existiera la posibilidad de legalizar tal cosa, lo que produjo que el grupo de señoras me vieran con unas caras de espanto como si yo fuese reencarnación del mismo demonio. Una vez sobre el bus, comencé a ver los folletos que me habían entregado, y me reía sola.

En ellos mostraban que el feto (caricaturizado como un bebé de 6 meses con un cordón umbilical conectado a un útero que le rodeaba) se ‘horrorizaba’, ‘lloraba’ y ‘gritaba’ por los ‘perversos métodos de aborto’ (notar la ironía). En ellos se veían unas agujas de tejer que simulaban el raspado de útero y que clavaban al niño, siendo ensartado como brocheta. En otro dibujo se ‘informaba’ sobre un método de ‘quemado’ (según esta gente loca) y se veía a la caricatura del bebé gritando mientras una especie de soplete actuaba sobre el útero dibujado...

En fin, un montón de estúpidas caricaturas que sólo servían para impresionar a las personas, induciéndoles a decir con aire de indignación ‘¡pero qué barbaridad!’ como si de un atlas de anatomía se tratase, como si realmente informaran con veracidad las cosas. ¡La información siempre puede ser tan bien manipulada!.

La cuestión es que, definitivamente, el aborto está aún lejos de legalizarse. Y por más que en algunos países exista una ‘leve’ ley de aborto justificada por causas de violación, suele pasar que, o los jueces tardan años en dar la aprobación del aborto (se ve que muchos no sospechan siquiera que la gestación humana dura 9 meses) o los médicos que deben realizar el aborto se niegan, apelando a su código de ‘resguardar la vida’, cuando más de uno, y principalmente médicas, hayan utilizado sus propios conocimientos para interrumpir un embarazo accidental.

Y así se vive en doble moral, permanentemente.

El aborto debería ser legal, y debería, antes que nada, eliminarse la carga religiosa que trae el ‘humillante’ acto, y realizarlo en las mujeres que ASÍ lo deseen en casos tales como:

1- En caso de embarazo tras violación, creo que ni se debe discutir. Sólo gente muy estrecha mentalmente aprobaría que dicho embarazo llegara a su término si la mujer no lo quiere así. Mucho se habla del ‘derecho a la vida’, pero no se habla de las condiciones en que se va a ‘sufrir la vida’. Entonces, en casos como éste, donde la madre no es madre porque quiera, donde tiene que cargar con un complicadísimo trauma que no todas superan, tiene que, además, cargar con un hijo que no quiere, y que en el peor de los casos, permanentemente puede recordarle al victimario. En tales casos, no se puede pretender que una mujer ame a su hijo. Primero porque no todas las mujeres tienen el pack de ‘instinto maternal’ cargado en su sistema, ya que esto es producto del estereotipo impuesto socialmente. Se piensa que las mujeres son madres incondicionales e innatas. Y NO lo son. Al menos no todas. Generalizar en base a un estereotipo impuesto socialmente es pésimo, porque se dilapida las diferencias, y quien se somete a tales reglas, vive infeliz siendo lo que no es. Entonces, por parte de la madre, el tener un hijo producto de la violación es la continuación de su pesadilla. Por otra parte, se puede analizar el lado del niño. Perfecto, el niño tiene derecho a la vida. Llegó al mugroso mundo con un padre que es de la peor inmundicia humana existente, tiene una madre que no le quiere como las madres que tienen hijos por decisión propia (sea por el motivo que sea que desean ese hijo), y que hasta puede odiarle o maltratarle por tener los genes de aquel maldito. El niño comprende que nació producto de un acto delictivo, que no fue concebido como los demás niños, a través de esa justificación barroca del ‘fruto del amor’ (y todos esos argumentos que no entiendo, pero eso fue comentado en otra entrada, sólo supongamos que las razones para tal individuo son válidas lo suficiente como para tener un hijo y sentirse bien con ello). Pero el caso es que este niño, tiene la vida, pero no tiene la culpa del hecho aberrante, y sin embargo, se tiene que aguantar vivir de esa forma, sintiendo la culpa (que efectivamente no tiene pero indefectiblemente sentirá), preguntándose por el objeto de su existencia y considerando en más de una vez la bella posibilidad de no haber existido, o que le hubiera tocado una familia ‘real’, donde existieran las cosas que necesita. Creo que nadie piensa en nadie. Ni en la mujer, ni en los niños, como históricamente siempre ha pasado. Los médicos que alegan defender la vida, entienden el concepto de vida de una forma mecánica y completamente fría: si respira, vive. Si su cardiograma se mueve, vive. Si su encefalograma muestra actividad, vive. Por eso son pocos los médicos que se preocupan del paciente de una manera integral. Sólo curan cuerpos, protegen cuerpos, y manejan cuerpos. No personas. Creo que por eso dicen defender la vida cuando se niegan a realizar un aborto y prefieren arruinar otras vidas.
2- En caso de fallo del método anticonceptivo. Si se acepta que la víctima de una violación no es la culpable del delito (aunque haya estúpidos ignorantes que creen lo contrario, y que aparecen incluso en algunos juicios enfatizando explícitamente ‘que la víctima no portaba o portaba vestimentas provocativas’ (como si ello fuera causa para que le violen todos los que quieran), y que dudan de la víctima cómo si fuera victimario), creo que se puede completamente entender que no se es culpable de un accidente por el fallo de un método anticonceptivo. No hay métodos 100% efectivos, y si por esas casualidades de la probabilidad, falla, es estúpido obligar a una persona a cargar con una responsabilidad que efectivamente le preocupaba, y que la evitaba. Si la mujer está de acuerdo en abortarlo, me parece perfecto que se le permita. De nada le sirve a un niño nacer sabiendo que es la frustración de sus padres, y que éstos no se realizaron como habrían deseado, todo por causa de tal embarazo accidental. No sería raro descubrir que tal chico resultara ser presionado por sus padres para que sea lo que éstos no pudieron ser. Y más allá de eso, si el interesado se ocupa y preocupa por la anticoncepción, pero falla el método, ¿porqué tiene que cargar con algo que no buscó y que evitó con todos los métodos disponibles?.

3- En caso de condiciones socioeconómicas inadecuadas. Si las condiciones socioeconómicas de la familia son inestables, y la llegada del nuevo integrante provocará un serio conflicto en la endeble economía familiar, creo que no es válido prohibir el aborto. La realidad de la actualidad muestra que con sólo amor no se come, con amor no se viste, con amor no se va a la escuela, con amor no se paga el alquiler, etc. Si ya la mujer embarazada comienza a tener deficiencias alimenticias durante la gestación (por causa de estas condiciones socioeconómicas desfavorables), ya se está condicionando al niño por nacer. ¿Acaso así se tiene derecho a la vida?. ¿Un niño que nacerá producto de un accidente, en unas condiciones que no satisfarán sus necesidades básicas, que no comerá bien y que su capacidad intelectual ya estará afectada desde la concepción durante la cual se mal alimentó, que no podrá tener las mínimas condiciones para disfrutar de una vida digna, se le hace más bien trayéndolo a la vida que abortándolo?. ¿Ese es el derecho del que todos los puritanos hablan?

4- En el caso de embarazo adolescente. Pero quiero destacar que no apoyo el aborto como método anticonceptivo. Lo ideal es que los adolescentes, tanto hombres como mujeres, se responsabilizaran de sus actos, pero en vista del aumento de este tipo de embarazo, que trunca por lo general la vida de la joven, con el posterior abandono del muchacho, se me hace inhumano no permitir el aborto en estos casos. Se le está arruinado la vida a una adolescente, obligándola a renunciar a todas las etapas intermedias que aún debe vivir para madurar, en pos de otra vida que será igual de infeliz que la joven inmadura. El niño probablemente tenga la sensación de ser el culpable de la frustración de su madre, y ni hablar de su padre, que estará completamente borrado de su vida. Este niño terminará siendo criado por los abuelos. Las madres adolescentes (no todas, pero si una gran parte) suelen ser más descuidadas que aquellas que realmente desearon un hijo. Están atrapadas psicológicamente entre dos etapas de las que saltaron abruptamente, sin maduración. Son niñas-adolescentes-adultas. Muchas dejan sus estudios por la mitad, otras truncan sus planes, otras simplemente abandonan a sus hijos. No le veo el beneficio de traer a alguien a este universo, mostrándole desde el principio lo podrido que está todo.

No entiendo a los que defienden el derecho a la vida, cuando la existencia misma del niño será una pesadilla. No entiendo a aquellos que responsabilizan a la mujer de cosas que se hacen de a dos, y sólo porque la mujer es la que tiene útero y se aguanta todo el proceso de gestación, se la somete a que lleve a término algo que no desea.

La mujer es dueña de su cuerpo, es libre de disfrutarlo, y es libre también de elegir ser o no madre. No toda mujer quiere ser madre, y los fallos de los métodos anticonceptivos no la responsabilizan, y mucho menos la responsabiliza una violación. Tampoco es culpable de su situación socioeconómica, y no tiene porque sufrir por no poder darle un buen pasar a su prole. En el caso de las adolescentes, sí es un poco criticable, porque todo el mundo sabe que la mayoría de esos embarazos resultan producto de irresponsabilidad... no son por causa de fallos en el método anticonceptivo, pero también se debe entender que si no fueron capaces de ser responsables para cuidarse, menos serán responsables para tener una familia, y es por eso que los muchachos huyen, incapaces de hacerse cargo de sus actos, y las muchachas, aceptan con desdén esa responsabilidad, que no todas pueden resolver satisfactoriamente. Padres así producen efectos negativos en los hijos, nadie puede negar eso.

Pero claro, algunos puritanos se asustarán de estas letras y asegurarán que hago apología al asesinato. Nada más lejos de la realidad. No me parece muy inteligente obligar a tener hijos a quienes no los quieren, porque no sólo se somete a los padres a una infelicidad y frustración, sino que al mismo destino de infelicidad se lo condena al recién llegado.

La vida, cuando hablo del aborto, la entiendo en tanto que ‘vida humana’, que ser pensante, que ser que sufre, que siente el dolor.

Determinar qué es la vida, dónde se inicia y dónde culmina, es aún un concepto muy polémico y NO resuelto.

Biológicamente hablando, como lo hacen los médicos que ‘curan cuerpos’, se me hace imposible de distinguir. Estos médicos son los que aceptan las ‘desconexiones de personas que aún tienen vida’, pero no aceptan el aborto de un feto que aún sin sistema nervioso, está igual de ‘vivo’ que aquél que se halla conectado a un respirador y tiene un encefalograma plano. Ambos son potencialmente ‘vida humana’ en tanto que ‘ser pensante’, pero al parecer, a los médicos, la doble moral se les escurre por los dedos, y para el caso de los abortos hacen más escándalo, probablemente por la carga cultural que puedan traer al respecto.

La maduración nerviosa de un feto se realiza en el 5to mes aproximadamente. Hasta tanto, no difiere de un vegetal, y su eliminación por medio del aborto se me hace completamente factible, libre de culpa y con la seguridad de que, además de no arruinar la vida de otras personas, o de arruinársela al ser nuevo, se puede estar completamente seguro de que no experimenta dolor, porque todo el mundo sabe que el dolor es producto de las células nerviosas y por ende, del sistema nervioso (que aún no está desarrollado en el feto para ese momento).

Si se concibe de esta forma la vida, no habría porqué escandalizarse y argumentar con panfletos caricaturescos que el aborto es un delito. Porque si vemos la realidad, los abortos, legales o no, se realizan de a decenas de miles por año, y en igual orden de magnitud mueren mujeres.

Tanta defensa del niño por nacer por parte de estas personas conservadoras, y no se dan cuenta de que festejan el día de la muerte de la mujer....


Porque nada tiene de malo legalizar las cosas. Quien no quiera hacerlo, no lo hará. La ley no obligará a toda mujer a abortar. Pero quien realmente lo quiera o lo necesite, no morirá. Creo que esta gente entiende que las cosas llamadas leyes funcionan como esas otras cosas que ellos asumen y que les dicen dogmas, mandamientos, obligaciones religiosas.

Me irrita cómo los que están en contra del aborto usan repetitivamente imágenes de fetos para impactar. ¡Señor@s! ¿No les escandaliza el tratamiento de los animales que llegan a sus platos?, porque es más cruel que los abortos, porque golpean y desangran vivos entes que tienen ‘vida’ y sistema nervioso, y por ende, sufren. ¿No les escandaliza las violaciones? Nunca estuvieron cerca de una, ni se lo imaginan, por eso no comprenden. Las violaciones no son sólo aberraciones ejercidas por desconocidos. Una mujer casada puede tener un hijo producto de una violación por parte de su esposo que puede no querer tener, pero nadie contempla esa posibilidad, sólo se la critica. ¿No les escandaliza las aberraciones que las iglesias hacen con miles de niños? Pues es la misma institución que les lava la cabeza aseverando que se tiene derecho a la vida, aunque ese ser esté condenado al dolor, al sufrimiento y al peor de los males, de por vida.

Aquellos que se horrorizan con el aborto, son personas que son incapaces de entender otra situación que no sea la que viven ellos. Me resulta muy patético leer panfletos con frases como:

“Los que están en contra del aborto, nacieron.”

Efectivamente nacimos, pero nacimos no producto de una violación, no producto de un accidente, rodeados de unas condiciones socioeconómicas que nos sirvieron para vivir, comer y estudiar, y poder entender que hay gente que no tiene las mismas posibilidades que uno, porque el sistema los excluye, y no es justo que se hundan más y más, y terminen bajo el nivel de pobreza con 5 hijos, que viven el infierno de la existencia.

Tampoco es justo que una mujer no sea dueña de su propio cuerpo, como bien muestra esta viñeta. El útero de cada mujer es de ella, así como los planes que tiene para su vida, y para desarrollarse como individuo.

Si hablamos de derechos, también hablamos del aborto.

Sólo hay dos casos en los que no acepto el aborto: el aborto por género (que se suele dar en India, China y algunos países musulmanes), y el aborto como medio anticonceptivo. El primero es discriminación, es asesinato de género, y el segundo, es estupidez.

Ni del Estado, Ni de la Iglesia. Mi cuerpo es MIO

Zen y Bushido

4 de mayo de 2008

Un discípulo le dijo a Chao-chou:
-Maestro, por favor, enséñame lo que es el Zen.
Chao-chou dijo:
-¿Has comido ya tu arroz?
-Ya las he comido.

-Entonces lava tu tazón

SER NO ES TENER.

Aunque poseyéramos todo lo que deseamos no estaríamos satisfechos. Esta es la causa de nuestra enfermedad, sobre todo en el seno de una sociedad que nos lo promete todo, pero que nos priva de lo esencial. Ya que lo esencial no es obtener, sino ser, y cuanto más tenemos, más deseamos, y cuanto más deseamos, menos somos.

Nuestra verdadera riqueza, la que nos pertenece en propiedad y que nadie puede robarnos, está dentro de nosotros mismos, profundamente escondida y casi siempre mal conocida.

Este fondo de nosotros mismos, estable y apacible, esta riqueza nuestra olvidada, sólo se puede descubrir a través de un método radical y riguroso.

El Zazen, la práctica constante y asidua del Zen, es la llave que abre este reino interior.

En el mundo del Budismo Zen, preguntas tales como: ¿Para qué? o ¿Por qué? carecen totalmente de sentido. La pregunta esencial es: ¿Cómo?. ¿Cómo vivir, cómo morir? De esta actitud se desprende una sabiduría práctica que puede ser aplicada a cada momento de la vida cotidiana: Cómo dormir, como tomar los alimentos, cómo caminar, cómo conducir el auto, cómo sentarse, cómo respirar, cómo atravesar de manera justa este corto lapso de tiempo que va desde nuestro nacimiento hasta nuestro ataúd? ¿Con qué actitud de espíritu?

Zazen no es, de todas maneras, una técnica de bienestar que se pueda usar con fines utilitarios. Más bien, es a través del abandono del egoísmo y de la crispación causada por la conciencia ególatra, como podemos sumergirnos, sin miedo, en nuestra existencia y evolucionar en ella como el pez en el agua, naturalmente, inconscientemente.

Es suficiente practicar Zazen, es decir, ponerse en postura, con la columna vertebral derecha, sentado sobre un cojín redondo y espeso, completamente inmóvil, y en un lugar tranquilo y silencioso. Se respira lentamente, profundamente, y se deja que el espíritu agitado se tranquilice así y se aclare.

Una reformulación moderna de la ética budista (del maestro zen Thich Nhat Hanh)

  1. No idolatrar ninguna doctrina, teoría o ideología, sea cual sea, incluido el budismo. Los sistemas de pensamiento budistas deben ser considerados como guías para la práctica y no como la verdad absoluta.
  2. No pensar que uno posee un saber inmutable o la verdad absoluta. Hay que evitar la estrechez de mente y el apego a los propios puntos de vista. Aprender y practicar la vía del no-apego con el fin de permanecer abiertos a los puntos de vista de los demás. La verdad sólo puede hallarse en la vida y no en los conceptos. Hay que estar dispuesto a continuar aprendiendo durante toda la vida y a observar la vida en uno mismo en el mundo.
  3. No forzar a los demás, incluidos los niños, a adoptar nuestros puntos de vista a través de ningún medio sea cual sea: autoridad, amenaza, dinero, propaganda o educación. Respetar las diferencias entre los seres humanos y la libertad de opinión de cada uno. Saber, sin embargo, utilizar el diálogo para ayudar a los demás a renunciar al fanatismo y a la estrechez de espíritu.
  4. No evitar el contacto con el sufrimiento ni cerrar los ojos ante él. No perder la plena conciencia de la existencia del sufrimiento en el mundo. Encontrar medios de acercamiento a los que sufren, ya sea a través de contactos personales, visitas, imágenes, sonidos... Despertarse y despertar a los demás a la realidad del sufrimiento en el mundo.
  5. No acumular dinero ni bienes cuando millones de seres sufren hambre. No convertir la gloria, el provecho, la riqueza o los placeres sensuales en la meta de la vida. Vivir simplemente y compartir el tiempo, la energía y los recursos personales con aquellos que están en la necesidad.
  6. No conservar la cólera o el odio en uno mismo. Aprender a examinar y a transformar la cólera y el odio cuando aún no son más que semillas en las profundidades de la conciencia. Cuando la cólera y el odio se manifiesten, debemos enfocar la atención sobre la respiración y observar de manera penetrante con el fin de ver y comprender la naturaleza de esta cólera u odio, así como la naturaleza de las personas que se supone son la causa. Aprender a mirar los seres con los ojos de la compasión.
  7. No perderse dejándose llevar por la dispersión o por el entorno. Practicar la respiración consciente y enfocar la atención sobre lo que está sucediendo en este instante presente. Entrar en contacto con aquello que es maravilloso, lleno de vigor y de frescor. Sembrar en uno mismo semillas de paz, de alegría y de comprensión con el fin de ayudar al proceso de transformación en las profundidades de la conciencia.
  8. No pronunciar palabras que puedan sembrar la discordia y provocar la ruptura de la comunidad. A través de palabras serenas y de actos apacigüadores, hacer todo el esfuerzo posible para reconciliar y resolver todos los conflictos, por pequeños que sean.
  9. No decir cosas falsas para preservar el propio interés o para impresionar a otros. No pronunciar palabras que siembren la división y el odio. No difundir noticias sin la seguridad de que son ciertas. No criticar ni condenar aquello sobre lo que no se está seguro. Hablar siempre con honestidad y de manera constructiva. Tener el coraje de decir la verdad sobre las situaciones injustas incluso si nuestra propia seguridad queda amenazada.
  10. No utilizar la comunidad religiosa para el interés personal ni transformarla en partido político. La comunidad en la que se vive debe sin embargo tomar una posición clara contra la opresión y la injusticia y esforzarse en cambiar la situación sin comprometerse en conflictos partidistas.
  11. No ejercer profesiones que puedan causar daño a los seres humanos o a la naturaleza. No invertir en las compañías que explotan a los seres humanos. Elegir una ocupación que ayude a realizar el propio ideal de vida con compasión.
  12. No matar. No dejar que los demás maten. Encontrar todos los medios posibles para proteger la vida y prevenir la guerra. Trabajar por el establecimiento de la paz.
  13. No querer poseer nada que pertenezca a los demás. Respetar los bienes de los demás pero impedir cualquier tentativa de enriquececimiento a costa del sufrimiento de los demás seres vivos.
  14. No maltratar el cuerpo. Aprender a respetarlo. No considerarlo únicamente como un instrumento. Preservar las energías vitales (sexual, respiración y sistema nervioso) a través de la práctica de la Vía. La expresión sexual no se justifica sin amor profundo y sin compromiso. Concerniente a las relaciones sexuales, tomar conciencia del sufrimiento que puede ser causado a otras personas en el futuro. Para preservar la felicidad de los demás hay que respetar sus derechos y compromisos. Ser plenamente consciente de la propia responsabilidad a la hora de traer al mundo nuevos seres. Meditar sobre el mundo al que traemos estos seres.


MAESTROS ZEN

-¿Cómo alcanzaré la vida eterna?

-Ya es la vida eterna. Entra en el presente.

-Pero ya estoy en el presente... ¿o no?

-No.

-¿Por qué no?

-Porque no has renunciado al pasado.

-¿Y por qué iba a renunciar a mi pasado? No todo el pasado es malo...

-No hay que renunciar al pasado porque sea malo, sino porque está muerto.


- ¿En que piensa usted cuando está en la postura de la montaña inmóvil? – preguntó el monje
-
Pensando en el estado de no-pensar - respondió el gran maestro Yakusan
-
¿Cómo el estado de no-pensar puede estar pensando?
-
Hishiryo – agregó - Practico shiryo a propósito de fushiryo. Shiryo es pensar, fushiryo es no-pensar. No podemos pensar en no-pensar; hishiryo. Hishiryo; pensar sin pensar, no pensar sino pensar, pensar en lo más recóndito del no-pensamiento. Pensar más allá de los pensamientos
-
¿Cómo el estado de no-pensar puede estar pensando?
-
Hishiryo. Al mismo instante, cada vez que pensamos en el estado de no pensar, inevitablemente usamos hishiryo.


ZEN Y BUSHIDO

La fusión del Budismo y del Shintoismo permitió la creación del Bushido, la Vía del samurai. Se puede resumir esta Vía en siete puntos esenciales:

1. Gi: la decisión justa en la ecuanimidad, la actitud justa, la verdad. Cuando debemos morir, debemos morir.

2. Yuu: la bravura teñida de heroísmo.

3. Jin: el amor universal, la benevolencia hacia la humanidad.

4. Rei: el comportamiento justo, que es un punto fundamental.

5. Makoto: la sinceridad total.

6. Meryo: el honor y la gloria.

7. Chuugi: la devoción, la lealtad.

Estos son los siete principios del espíritu del Bushido. Bu: artes marciales. Shi: el guerrero. Do: la Vía.

La vía del samurai es imperativa y absoluta. La práctica, por venir al cuerpo a través del inconsciente, es fundamental en ella. De aquí la gran importancia dada a la educación del comportamiento justo.

Las influencias entre el Bushido y el Budismo han sido recíprocas. Pero el budismo ha marcado al Bushido en cinco aspectos:

a) El apaciguamiento de los sentimientos.

b) La obediencia tranquila de cara a lo inevitable.

c) El dominio de sí ante cualquier acontecimiento.

d) La intimidad más grande con la idea de la muerte que con la de la vida.

e) La pura pobreza.


SECRETO DEL BUDO, SECRETO DEL ZEN: HISHIRYO

Un día, un samurai, gran maestro del kendo quiso obtener el verdadero secreto de la esgrima. Fue durante la era Tokugawa. A medianoche, fue al santuario de Kamakura, subió los numerosos peldaños que conducían hasta él y rindió gracias al dios del lugar, Hachiman. Hachiman, en el Japón, es un gran Bodhisattva que se convirtió en el protector del Budo. El samurai le rindió gracias. Al descender los escalones, a medianoche, sintió, bajo un gran árbol, la presencia de un monstruo de cara a él. Por intuición, desenvainó su sable en un instante y lo mató. La sangre brotaba y fluía por el suelo. Lo había matado inconscientemente. El Bodhisattva Hachiman no le había confiado el secreto del Budo. Pero gracias a esta experiencia, en el camino de vuelta, lo comprendió.

La intuición y la acción deben surgir al mismo tiempo. No puede haber pensamiento en la práctica del Budo. No hay ni un solo segundo para pensar. Cuando se actúa, la intención y la acción deben se simultáneas. Si se dice: “El monstruo esta ahí, ¿cómo matarlo?”, si se duda, sólo el cerebro frontal entra en acción. Así pues, cerebro frontal, thálamus (cerebro profundo) y acción deben coincidir, en el mismo instante, idéntico. De la misma manera que el reflejo de la luna no permanece sobre el curso del agua, mientras que la luna brilla y no se mueve. Esta es la conciencia hishiryo.

Cuando dejen de sublevarse los pensamientos

y se aquiete la conciencia,

la mente estallará en mil fragmentos,

dejando al descubierto la Verdad,

que siempre estuvo allí,

bloqueada por los conceptos.




El pasado quedó atrás,

el futuro aún no ha llegado,

el presente se nos escapa.

Las cosas cambian continuamente,

sin ningún fundamento firme.

Tantos nombres y palabras

confusamente creados por sí mismos,

¿cuál es la utilidad de la vida,

que transcurre inútilmente día a día?

No retengas tus viejas ideas.

No persigas tus nuevas fantasías.

Sincera e incondicionalmente,

indaga y reflexiona en tu interior.

Indagar y reflexionar, reflexionar e indagar,

hasta que llega el momento

en ya no son posibles más indagaciones.

Ese es el momento en que podrás

comprender

que durante todo tu pasado has estado

en el error.

Ryokwan



Bibliografía:

Corporación de estudios y artes orientales ZEN KITAIDO, Manual del Zen.

Deshimaru; Taisen, Zen y Artes Marciales